El nuevo Coronavirus sigue entre nosotros. Las flexibilizaciones dadas en el mundo, y puntualmente, en URUGUAY no tienen ninguna relación con disminución de contagios, casos o muertes. Se trata de medidas que responden a la necesidad de los países y las personas de activarse laboralmente para poder sobrevivir, al tiempo que, adoptan las más rigurosas medidas de bioseguridad individuales en lo que el mundo ha denominado “la nueva normalidad”. La incierta duración del Covid-19 y el desconocimiento que aún gira en torno a la enfermedad no dejan otra alternativa que continuar las dinámicas habituales, con reglas contundentes para continuar.
El empeño de la ciencia por conseguir un antídoto efectivo que mitigue la propagación del Covid-19 en el mundo continúa, pero mientras no se haya materializado la solución definitiva la responsabilidad de cada persona, sobre todo con el adecuado uso del tapabocas, resulta tan importante como el esfuerzo que hacen los investigadores en este sentido. En Uruguay el uso de tapabocas no es obligatorio en la calle, si se exige en muchos lugares cerrados, igualmente el Presidente y desde el Gobierno se incentiva a utilizarlo, pero más allá de la normativa legal, la conciencia ciudadana y personal es aún más determinante y efectiva.