Según la tradición, el árbol de Navidad se arma todos los 8 de diciembre, que es el Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en el calendario de la feligresía católica. Si bien no se conocen con exactitud los motivos de la conexión directa entre esta fecha y el armado del árbol de Navidad, a medida que fueron pasando los años ambos hechos se fueron ensamblando cada vez más.
El origen del árbol navideño proviene de la tradición germánica de la antigüedad, antes del nacimiento de Cristo. Cuenta la historia que el pueblo alemán pensaba que la tierra y los astros estaban sostenidos por un árbol enorme. Para festejar el solsticio de invierno, adornaban un roble y todos bailaban a su alrededor. Se afirma que el sacerdote Bonifacio, cerca del año 740, tuvo la misión de evangelizar a los pueblos germanos de costumbres paganas.
El misionero llegó a una aldea donde iban a sacrificar a un niño en la base de un roble al que consideraban sagrado. Bonifacio tomó un hacha, y derribó el árbol. Luego señaló un pino y les dijo que ese pequeño árbol sería su árbol santo esa noche.
El pino fue adornado con manzanas (para los cristianos representan las tentaciones) y velas (simbolizan la luz del mundo y la gracia divina). Con el paso del tiempo las velas se cambiaron por luces y las manzanas por otros adornos. Esta costumbre se expandió en todo el viejo mundo en la Edad Media y, con la conquista, llegó a América.