Hoy los alumnos que llegan a quinto de escuela con calificaciones de «muy bueno» para arriba, con buena asistencia y conducta son candidatos a abanderado. Y a partir de esa selección se abre a la votación. Así lo dispuso una circular de 1990 que continúa vigente.
La nueva propuesta, en cambio, establece que la elección se haga en la primera quincena de marzo con todos los escolares que llegaron a sexto; sin importar sus notas ni su asistencia. Los alumnos votan y en base a los resultados se genera el ordenamiento. Luego se reparten las tres banderas —la uruguaya, la de Artigas y la de los Treinta y Tres Orientales— para cada Supongamos que hay seis actos en el año. «Los seis niños más votados se alternarán sucesivamente para portar el pabellón nacional», ejemplifica el tercer artículo del nuevo reglamento que está a estudio de los maestros. Los siguientes seis más votados llevarán la de Artigas y así…
Salvo que en la clase haya muy pocos estudiantes, un mismo niño no puede repetir el rol. Cuando se agota el listado, se vuelve a empezar. Y cuando ni siquiera se llega al mínimo de abanderados de sexto año, típicamente en las escuelas rurales, pueden ser portadores los niños de otras generaciones.
ASI SERÁ LA ELECCION SI PROSPERA LA INICIATIVA OFICIAL
Cuando un niño llega a sexto de escuela tiene que declarar si quiere ser abanderado o no. Entre aquellos que pretenden serlo, se arma la lista de votación. Un día la maestra establece un «cuarto secreto». Cada alumno ingresa, toma el listado con los nombres y señala a tres compañeros que quiere como abanderados. Luego dobla la hoja y la coloca en un sobre «debidamente firmado por el presidente y secretario»; cierra el sobre y lo deposita en una urna «a la vista del presidente». El reglamento señala que «si hubiera niños que no obtuvieron votos o en caso de empate, se los ordenará por sorteo». El orden de votación es alfabético y por clase: 6°A, 6°B… Cuando termina la votación se realiza el escrutinio ante los delegados. Habrá dos actas: «Una por orden alfabético de los niños en cuyo margen se irán marcando los votos; y otra, la definitiva, en que se ordenarán los nombres según el resultado de la votación en orden decreciente». Aunque suene a un juego de niños, la inspección técnica le ordena a la dirección de cada escuela que preste atención a que se cumplan debidamente todas las etapas y el justo procedimiento.
Fuente El Pais