De acuerdo a datos recabados por Artigas Noticias en distribuidores de pirotecnia en nuestra ciudad se habría registrado un descenso del 30 por ciento en las ventas, comparado con la misma fecha del año anterior.
La integrante de S.O.S Animal, Karina Pérez explicó que la pirotecnia trajo problemas no solo en los animales, sino también en los niños autistas. Sin embargo,
destacó que la venta de la pirotecnia estruendosa bajo de manera muy importante en el departamento.
Perez agregó que llevara un tiempo la total concietización del tema.
Según los especialistas, los sonidos fuertes en la naturaleza muchas veces son señal de que puede venir una tormenta o un fenómeno natural adverso, por eso muchos animales se asustan mucho ante este tipo de ruidos. Los perros y los gatos tienen un sistema auditivo más sensible, especialmente a los sonidos de alta frecuencia que son los que tienen que ver con los agudos. Esto les genera bastante miedo.
Cuando el perro entra en ese estado de susto, de miedo, todo el sistema cerebral relacionado con el estrés se activa. La pasan muy mal, entran como en un estado de pánico. Y algo muy importante: hay muchos casos de escapismo
Niños con autismo
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) tiene entre sus síntomas la hipersensibilidad en sus sentidos, especialmente la auditiva. Por eso, las personas con autismo son muy sensibles a los estímulos externos, ya sean imágenes, olores o sonidos, y por lo tanto la pirotecnia los afecta directamente.
Una de las principales características de estos niños es que padecen un desorden del procesamiento sensorial, tienen los sentidos exacerbados, y especialmente el oído, percibiendo los ruidos de manera aumentada. Son hipersensibles a los sonidos y a las luces, por lo que los espectáculos de fuegos artificiales se convierten en una auténtica tortura para ellos.
Los estruendos provocados por los fuegos artificiales y los petardos les genera un alto nivel de ansiedad y estrés, incluso pueden causarles crisis, episodios en los que se ponen muy tensos, lloran, gritan, se tapan los oídos desesperadamente y en algunos casos pueden llegar a autolesionarse o presentar convulsiones.
Muchas familias con niños con autismo buscan estrategias para protegerlos, preparándolos con antelación durante días, o buscan sitios alejados para pasar las fiestas y así evitar exponerlos a los ruidos, pero no siempre es posible.
En tanto, otras familias buscan suavizar ese momento con algún tipo de juego, o bien haciendo que los niños usen auriculares con música relajante o bien tapones para los oídos.